Hace 5 años, en 2006, pocos podían esperar que el poderoso sector productor y exportador de Soja de Brasil accediera a comprometerse con el futuro de la Amazonia. Pero lo hizo, y el impacto de este acuerdo, denominado “moratoria de Soja”, se vio reflejado en las cifras de deforestación de los últimos años. Y sin impactar en la economía: mientras que la deforestación anual en la Amazonia caía a mínimos históricos, el aumento de la producción de soja se ha mantenido en aumento.
El pasado viernes 26 de octubre, la Asociación Brasileña de las Industrias de Aceites Vegetales (Abiove), la Asociación Brasileña de Exportadores de Cereales (ANEC), Greenpeace y otras organizaciones de la sociedad civil, firmaron y anunciaron que el acuerdo se extenderá hasta el 1 de enero de 2014. Los coordinadores del Grupo de Trabajo, Carlo Lovatelli (industria), Paulo Adario (sociedad civil) y la ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira firmaron de su puño y letra la renovación de este acuerdo.
Esta moratoria, que comprometía al sector sojero a no comprar soja procedente de nuevas deforestaciones, y que ha sido una poderosa arma de control de la deforestación en los últimos cinco años, garantiza, por sexto año consecutivo, que 24 de las mayores empresas de comercio de granos - que representan el 90% del mercado de la soja en Brasil- no podrán comprar soja a proveedores que estén implicados en deforestaciones posteriores a la fecha del acuerdo, 2006.
¡Un buen motivo pues para celebrar y estar de enhorabuen!
Pero pese al éxito de la moratoria de Soja, la Amazonia se sigue enfrentando a nuevos desafíos. El primero es la reciente reforma del Código Forestal, que da alas a los amigos de la motosierra. La segunda, es la creciente demanda internacional de soja. El Instituto de Mato Grosso de Economía Aplicada (IMEA) estima que en los próximos diez años las toneladas de producción de soja aumentarán un 61,9% en Mato Grosso. Y también estima que se necesitará para ello un aumento del 51,8% de las tierras cultivables.
Conscientes de la mayor permisividad legal con la deforestación y la demanda del mercado internacional, Greenpeace está presionando para que Brasil se comprometa a alcanzar un objetivo de Deforestación Cero. Si hace falta más soja deberá ser a costa del aumento de la productividad y mejoras en los sistemas de almacenamiento y el transporte. Pero ni Brasil ni el planeta se pueden permitir más deforestación.
Para afrontar los nuevos desafíos, el pasado mes de marzo, Greenpeace lanzó en Brasil una iniciativa ciudadana de Ley de Deforestación Cero. En sólo unos meses, más de 600.000 personas firmaron la iniciativa. Con 1.4 millones de firmas - el 1% del electorado brasileño - la propuesta irá al Congreso para su aprobación.
¡Únete! Salva la Amazonia
por Miguel A. Soto
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